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Trabajar con contrato ralentiza la carrera de traductor autónomo: ¿por qué?

Después de mi graduación en Traducción e Interpretación trabajé a tiempo parcial como traductora con contrato para una empresa que no se ocupa de traducciones, sino de telecomunicaciones y seguridad web. Acepté el trabajo y el contrato que me ofrecían porque era una de mis primeras experiencias en el mundo del trabajo.


Desde entonces ha pasado más de un año y medio y hace muy poco tiempo me he dado cuenta de cuanto esta experiencia me había ralentizado en mi carrera de traductora autónoma. ¿Y por qué? Alguien podría decirme que en cambio ha sido una oportunidad para aplicar el conocimiento adquirido durante los años de estudio, aprender nuevas palabras técnicas, entender cómo funciona el mundo del trabajo, adquirir un poquito más de experiencia. Todas estas afirmaciones son verdaderas, he aprendido muchísimas cosas nuevas y les agradezco la oportunidad que me dieron, pero quiero explicaros porque esto me ha ralentizado como traductora autónoma.


¿Por qué?

Cuando trabajas con un contrato y también tienes otro par de clientes no te preocupas con buscar nuevos, no te preocupas con promocionar tus servicios y tu conocimiento, no te preocupas con entender cómo funciona el mundo del trabajo autónomo, porque eres un trabajador autónomo por mitad. Y por esto, cuando esta colaboración acabó, me enfrenté a la dura realidad de tener que buscar nuevos trabajos como traductora autónoma y no sabía de dónde empezar.


Dado que tenía un cliente “fijo”, no me he informado para saber cómo encontrar nuevos trabajos, mi conocimiento práctico del mundo del trabajo autónomo se había quedado igual a lo que tenía cuando acabé de estudiar: cero. No he pensado en leer artículos sobre la traducción, no he pensado en crear una red de clientes potenciales. Y después de más de un año de mi graduación he tenido que empezar de cero un nuevo camino de autopromoción, búsqueda de clientes, comprensión de las dinámicas del sector de las traducciones si bien ya tenía experiencia laboral.


Me he dado cuenta de que mientras yo me concentraba en las dinámicas de la empresa que deberían haber sido ajenas para mí, he perdido tiempo precioso para documentarme e intentar entender cómo mejorar mi carrera de traductora autónoma. Además de esto, como no era una empresa del sector de servicios lingüísticos no he podido adquirir conocimientos relativos a la gestión de proyectos de traducción ni de gestión del cliente que requiere una traducción u otros servicios lingüísticos.


Por eso mi consejo no es de rechazar las propuestas de trabajos como traductor con contrato, sino de tener bien claro en la cabeza el camino que queremos emprender cuando esa experiencia se acabará, para estar listos y preparados para enfrentarnos con el mercado del trabajo autónomo.


Esta es mi experiencia, ¿has tenido una diferente? Compártela conmigo en la sección de los comentarios.

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